Rumekistan

La historia de Rumekistan se confunde con la historia de la Unión Soviética hasta que el colapso de esta le permitió obtener su independencia, sumiéndose en una espiral de gobiernos corruptos lastrados por el sectarismo y el fanatismo religioso. En esta situación, el pequeño país a orillas del Mar Negro se convirtió en objetivo de Sin Banderas y la organización terrorista conocida como ULTIMATUM. Enfrentado a la posibilidad de un baño de sangre, el miembro del Batallón V, Ciudadano V, se puso en contacto con Sin Banderas ofreciéndole un modo de conquistar Rumekistan sin derramamiento de sangre, usando el Vanguard (la nave del Batallón V) para sumir a los habitantes del país en un estado de sueño. Cuando despertaron de este estado, los habitantes de Rumekistan se encontraron con que tenían un nuevo gobierno, el de Sin Banderas y ULTIMATUM. El nuevo gobierno fomentaba una política que entre otras cosas autorizaba el consumo de alcohol y de drogas. El mutante conocido como Cable se alió entonces con Ciudadano V para derrocar al gobierno de Sin Banderas, contrataron al mercenario Masacre para que se uniera a la resistencia de Rumekistan pero fue la mercenaria Dominó quien acabó con la dictadura en el país cuando asesinó a Sin Banderas.

Tras la muerte del villano, Cable fue aceptado por el pueblo de Rumekistan como su nuevo gobernante. El mutante tomó medidas para reformar la destruida capital, para aumentar el empleo y firmó acuerdos económicos, comerciales y de defensa con países de la región, incluso se reunió con el gobierno de los USA para intentar firmar algún tipo de acuerdo. Sin embargo el gobierno de Cable en Rumekistan no era bien visto en los USA, y aprovechando la ausencia momentánea del mutante, la organización SHIELD envió a Rumekistan al grupo conocido como la Media Docena para que fomentara el caos y la disidencia contra Cable pero cuando el mutante regresó derrotó a la Media Docena y recuperó su prestigio y popularidad de modo que cuando aparentemente falleció, en todo el país se lloró su muerte y se levantaron estatuas en su honor.

El mando pasó a ostentarlo el Presidente Yuskevitch, un firme defensor de las ideas de Cable para hacer del país un lugar seguro lejos de sus viejas inclinaciones, asegurándose de requisar y confiscar las bases militares, depósitos de armas clandestinos o laboratorios ilegales para evitar que terrositas o mafiosos pudieran hacerse con ellos y así asegurarse el continuar con el apoyo y financiación internacional, siendo que no han vuelto a tenerse noticias del país desde entonces.