Dioses de Indigarr

Los Dioses de Indigarr eran un panteón de dioses cósmicos que eran adorados por los habitantes del planeta Indigarr. Con su hogar en su Castillo Celestial en la órbita del planeta, los dioses regían los designios de los habitantes de Indigarr, pero dado los apodos que recibían, como Hoggscarr el Severo, Krawskin el Cruel o Lady Ville la Reina de las Atrocidades, las dudas sobre la benignidad de estos dioses es puesta en duda.

De aspecto gigantesco y aparentemente dotados de enorme poder, los Dioses de Indigarr fueron localizados, cazados y asesinados por Gorr, el Carnicero de Dioses, que tras derrotar a los dioses de Indigarr los torturó, desmembró y asesinó entre terribles tormentos tras lo cual abandonó la ciudad, dejando tras de su a uno de sus esbirros por si algún ser celestial visitaba el lugar de la carnicería.

Pasaron siglos antes que alguien visitara el Castillo Celestial. Durante cientos de años, transcurrieron varias generaciones entre los habitantes de Indigarr y poco a poco el recuerdo de los dioses del planeta se fue desvaneciendo hasta que las últimas generaciones llegaron a la conclusión que ningún tipo de dioses velaba por su planeta.

Es por ello que una niña, en vista que una terrible sequía que duraba ya varios años y que amenazaba con acabar con su pueblo, decidió rogar a los dioses para que les ayudaran, pero como Indigarr no tenía dioses (o eso creía ella), decidió rogar a un dios del cual se hablaba por todo el espacio por su poder y su bondad, se trataba de Thor, el asgardiano dios del trueno que moraba en Asgard y velaba sobre los habitantes del Planeta Tierra.

Respondiendo a sus oraciones, Thor cruzó el espacio hasta Indigarr donde convocó a la lluvia y salvó el planeta, aceptando quedarse a un banquete que los habitantes de Indigarr prepararon en su honor. Fue allí donde oyó de sus agradecidos habitantes que su planeta no tenía dioses y no creyendo que tal cosa fuera posible, decidió investigar localizando el Castillo Celestial.

El Dios del Trueno exploró el hogar de los Dioses de Indigarr, encontrándolo vacío hasta que se topó con una puerta cerrada con candados, tras abrirla, se encontró a los dioses de Indigarr descuartizados y fue entonces cuando el esbirro de Gorr saltó sobre él. El Hijo de Odín acabó con su enemigo y partió en busca del Carnicero de Dioses para vengar al asesino de los Dioses de Indigarr.